Desde que fuese publicado por allá en los años 1900, el maravilloso Mago de Oz ha sido uno de los libros más editados en algunos continentes del planeta Tierra; un cuento infantil que ha sido también llevado al teatro y a la gran pantalla a través de diversas adaptaciones musicales y cinematográficas de gran éxito.
Para mí el Mago de Oz nunca fue un cuento infantil que leí sino una obra de teatro en la que desde muy pequeñita vi participar a mi hermana. Estudiábamos en un colegio de monjas y ella era parte del grupo teatral del mismo; su director Roberto Gutiérrez en aquella época, hizo un montaje excepcional (en mi muy humilde opinión) y que no tiene nada que envidiarle a muchos otros; especialmente si tenemos en cuenta que se trataba de un montaje colegial que en realidad tenía un nivel profesional con un elenco muy bien elegido y una memorable puesta en escena.
Hoy, después de casi 20 años desde que conocí esta historia por primera vez, fui a ver este musical aquí en Tenerife. Aunque es una obra infantil, sentí la nostalgia de aquellos días y la necesidad de evocar ese recuerdo de una gran puesta en escena en la que mi hermana comenzó siendo árbol y terminó interpretando el papel de la Bruja buena del Norte. Una obra teatral muy bien representada, con canciones que aún a día de hoy recuerdo y con una historia inspiradora que habla sobre el valor, los pensamientos, los sentimientos y los deseos que salen desde lo más profundo del corazón.
En esta historia en la que su protagonista Dorothy y los amigos que se encuentra en su recorrido hacia ciudad Esmeralda deciden ir a ver al maravilloso Mago de Oz con la esperanza de que sus deseos sean concedidos, se habla de un camino de baldosas (o ladrillos) amarillos que conducen hacia el encuentro del gran mago.
Es de este camino, detrás del arco iris, del que hoy escribo por la sencilla razón de que con el paso del tiempo he aprendido a crear mi propio camino de baldosas amarillas con la ayuda de la gente que me rodea, la fuerza, la fe, la ilusión, el amor y la esperanza de que todo lo que deseo e imagino será posible. Para mí el camino que conduce hacia Ciudad Esmeralda, no es más que el camino de mi alma hacia la iluminación y la historia del Mago de Oz me hace recordar que todo cuanto necesito para completar mi misión en la vida, se halla dentro de mí.
Así como Dorothy hubo de vencer todos los obstáculos que se encontró en el camino, cada uno de nosotros ha de vencer los suyos. Una vez que lo hayamos conseguido entonces quizás, nos daremos cuenta de que ya nos encontramos más allá del dolor, de que hemos tenido ese «despertar» espiritual de un mal sueño físico, de que todo ha pasado, de que nos sentimos bien volviendo a ser nosotros mismos y de que todo cuanto buscamos, siempre ha estado allí… dentro de cada uno de nosotros.
Ahora cierra los ojos
y piensa en aquello
que extrañas volver a tener
Lo hermoso que siempre has buscado
se encuentra en el fondo de tu corazón
Ya no pienses más,
deja que tu corazón
averigüe lo que vas a hacer
Busca en tus recuerdos
los que son más bellos
y vívelos de nuevo a ver
Dentro de ti
está ese mundo de cristal
que esperabas encontrar aquí
Y si lo consigues
al fin descubrirás
que siempre lo tuviste en ti
No desesperes,
detente un poco
mira dentro de ti
No importa el tiempo,
que haya pasado
mira dentro de ti
Aún no desesperes,
detente sólo un poco
mira dentro de ti
mira dentro de ti
Fuentes:
El Maravilloso Mago de Oz en Wikipedia